¿En donde estoy? ¿Qué es este lugar? Está todo oscuro y vacío. Puedo ver un pequeño foco encendido a unos 5 metros iluminando tenuemente una puerta. Un fuerte dolor de cabeza me aturde por unos segundos. Lo ultimo que recuerdo es que estaba en mi casa escribiendo una carta para Azah cuando… ¡Karla! ¡Mierda! ¿¡Estará bien!? Intento moverme pero algo me lo impide. Mis manos están atadas hacia atrás en el espaldar de la silla en la cual estoy sentado y mis dedos envueltos y pegados con cinta adhesiva. Me duelen las muñecas y los brazos de estar por quien sabe cuanto tiempo en esta posición. No es que uno pueda llevar exactamente la noción del tiempo una vez caes inconsciente cuando alguien te dice hijo de perra y te golpea.
—Has despertado.
¿Quién ha hablado? Puedo notar que es la voz de un chico. ¿En donde está? En esta oscuridad no puedo distinguir bien las cosas, si es que las hay, en este lugar.
—¿Te encuentras bien?—vuelve a hablar.
—Si—contesto un poco cauteloso tratando de localizar la voz—supongo que si. Y tú… ¿Estás bien?
—Ya hace un rato que pasó el dolor—me comenta—En serio, yo hace un tiempo que creí que esto se había acabado.
—¿De que hablas?
—Vamos, no digas que no lo recuerdas.
—Lo siento, pero no sé que debo de recordar. Espera, ya pase por esto—le advierto soltando un suspiro—ya Karla me ha dicho que olvidé escribir la carta, pero ya la he hecho.
—¿Karla? ¿Carta?—me dice riendo—No conozco a Karla y no sé de qué carta me hablas.
—¿Entonces de qué hablábamos exactamente?
—A ver. ¿No me recuerdas, cierto?
—¿Debería? Es que, bueno, en esta oscuridad no es que pueda distinguirte exactamente.
—¡Oh! Lo siento, espera.
Puedo escucharlo forcejear un poco y golpear algo con quien sabe qué hasta que logro escuchar un “clic” y una lámpara de luz blanca en el techo se enciende iluminando el lugar.
Es un cuarto de algunos cinco metros por cinco, con paredes pintadas de un color blanco agrietado que comienza a descascararse de a poco, unas cubetas de plástico se encuentran cerca de la mesa que esta por la puerta y unas cuantas sogas también tiradas alrededor de ellas. El techo es cielo raso curtido y amarillento seguramente por el tiempo con bastantes telarañas pegadas por doquier. Puedo notar que el piso es de cemento, algo agrietado y en algunas partes húmedo con pequeños charcos de agua que gotea de una tubería oxidada que pasa por el borde de la pared. Miro a mi izquierda y ahí está él. El chico de la voz.
—Mucho mejor, ¿No crees?—me dice con una sonrisa—Como estoy cerca de la caja de energía de las luces, he podido encenderlas a patadas. Algo es algo.—me advierte encogiéndose de hombros.
Sus manos también están atadas al espaldar de una silla de madera. Su cara tiene algunas magulladuras y su labio superior tiene una cortada que ha comenzado a sanar. En sus brazos hay unos moretones que se miran realmente dolorosos y en su brazo izquierdo una raspadura que aun tiene sangre sin secar.
Este chico es…
—¿Ahora me recuerdas?—me pregunta nuevamente con la misma sonrisa.
Un chico de tez blanca, cabello castaño y ojos negros yace sentado frente a mí. Lleva una camiseta blanca, unos vaqueros negros y unos zapatos Converse blancos con rayas negras. ¡Benny! ¡Es Benny!
—¡Maldición! ¿¡Benny!?
—¡Sabia que no podrías haberlo olvidado! Espera un segundo—me dice haciendo un puchero—¿Cómo qué maldición? ¿Tan malo es verme de nuevo?
—¡No! Bueno, ¡si! ¡Ahg! A lo que me refiero es que me alegro de verte, pero no esperaba que en estas condiciones. ¿Qué te ha sucedido? Estás todo lastimado.
—Bueno, es Liam, no podríamos esperarnos otra cosa.
Liam. Así que es Liam. Esperen ¿¡Qué!? ¿¡Liam!? ¡Maldición y mierda juntas a la vez! Esto puede ser muy peligroso. Bien ahora ya me preocupe más por Karla. ¡Maldición! Debo de salir de acá lo más pronto posible y buscarla. ¿En donde estará en estos momentos? ¿Estará bien? Si Liam ha sido capaz de esto, entonces será capaz de mucho más.
—¡Liam!—le exclamo sorprendido.
—Si, él. Bueno, hacia ya unos años que había salido del correccional de menores.
—¿Estuvo en el correccional?—inquiero bastante sorprendido.
—Bueno, un chico con su codo salido en un hospital fue suficiente razón para que lo enviaran a una. Fueron más bien mis padres lo del asunto aunque les dije que mejor no lo hicieran. Conociendo como es Liam, sabía que podría suceder esto.
—Pero tenían que hacerlo Benny, pudo haberte pasado algo peor.
—Pero no fue así. Me…ayudaste.
—Ese no es el punto.
—Si, si lo es. He tenido la intención de hacer esto desde hace mucho tiempo y no había tenido la oportunidad de hacerlo porque no sabía donde estabas.
—¿De hacer qué?
—De darte las gracias. Así que…muchas gracias por cuidar esa vez de mi.
—Solo trataba de hacer lo correcto—le digo con una sonrisa, realmente feliz de saber que él ha tenido todo este tiempo en cuenta lo que alguna vez hice por él.
—Lo trataste y lo lograste—me dice con una voz sincera—Pero desapareciste tan de repente de la ciudad que no tuve la oportunidad de agradecerte hasta ahora.
—Tuve mis razones para hacerlo—le comento—Liam no es que fuera a quererme cerca exactamente luego de lo que hice.
—¿Te fuiste a otro estado?
—No, simplemente me moví hacia las afueras de la ciudad.
—Un día de estos debería de ir a visitarte si es que salimos vivos de acá.
—Cuando quieras.
La perilla de la puerta cruje y Benny apresuradamente golpea el interruptor de la lámpara para apagar las luces nuevamente. Todo vuelve a quedar a oscuras. La puerta se abre y una tenue luz del exterior entra iluminando suavemente nuestros rostros. Una figura alta y sombría asoma entrando de presto y a zancadas, gritando groserías y cerrando tras si la puerta de un solo golpe.
—Bien, bien, queridos amigos, que lindas son las reuniones después de un largo tiempo ¿No creen?—masculla alguien.
Aquella voz tan familiar, socarrona, imponente y tan llena de una maldita ironía que siempre deteste no ha cambiado en lo absoluto.
—¿Qué significa esto, Liam?—le inquiero con voz firme y seria.
Él da unos cuantos pasos hasta que finalmente enciende la luz.—¡Ah! Sasha, amigo del alma, has despertado.
—Suéltame—le ordeno.
—Vamos, vamos, no seas así. ¿A caso no quieres charlar un poco conmigo?
—No tengo nada que hablar contigo, maldito cretino.
Él se tira una risotada que lejos de sonar satisfactoria termina siendo macabra y neurótica. En un santiamén cierra su boca y cambia su semblante a una deforme y enojada mirada. Da unos cuantos pasos hasta donde mi, levanta su pie y con fuerza deja ir una patada en mi estomago.
—¡¿Qué quieres irte!?—me grita bastante furioso—¿¡A caso quieres irte, maldito hijo de puta!?
El golpe logra tirarme con la silla al suelo, sacándome el aire, haciéndome soltar un gemido de dolor y jadear. Trato desesperadamente por recuperar el aire pero no me da tiempo y Liam deja ir otra patada contra mi rostro haciéndome gemir de dolor nuevamente.
—¡Pues te quedaras, bastardo! ¡Te quedarás hasta que se me de la regalada gana o logre matarte!
Puedo sentir el sabor ferroso de la sangre en mi boca, haciendo que escupa por reflejo hacia un lado tratando de expulsarla. Es bastante sangre. Por suerte no está sangrándome la nariz. Liam vuelve a reír con ese mismo tono grotesco y se acerca a Benny y le suelta un fuerte golpe con el puño en el rostro. Benny simplemente ahoga un grito.
—¡Hoy podrán pagar su estupidez, en especial tú, Sasha!—vocifera dirigiéndose hacia la puerta—Sabrán de una buena vez de lo que puedo ser capaz.
Liam sale cerrando tras si la puerta de un solo portazo, haciendo eco en esta vacía habitación. Mi rostro me duele y el estomago también, afortunadamente ya puedo respirar normalmente.
—¿Te encuentras bien?—pregunta Benny preocupado—Espera, déjame ver si puedo levantarte.
Por suerte nuestros pies no están atados y fácilmente él puede pararse con todo y la silla amarrada a sus manos. Se acerca hasta sentarse frente a mí y con sus pies intenta levantarme haciendo un enorme esfuerzo hasta que logra sentarme de nuevo.
—¿Te encuentras bien?—inquiere nuevamente.
—Eso creo—le digo tosiendo y escupiendo sangre hacia un costado—Mi boca está algo entumecida.
—Tus dientes están todos en el mismo lugar, no te preocupes.
—¿Te encuentras tú bien? Liam te ha golpeado fuerte.
—No te preocupes, eso ha sido poco para lo que me ha hecho. En cambio contigo ha sido más brusco. ¿Qué tal está tu estomago?
—Un poco mejor, el dolor está pasando.
Benny me mira por unos segundos examinándome detenidamente.
Me pregunto que ha sido de Benny todo este tiempo. Desde la vez que lo dejé en el hospital no he vuelto a verlo hasta ahora, y no es uno de los mejores encuentros que me han podido suceder. A Benny lo vi un par de veces en el instituto donde estudie antes de que sucediera el problema por el cual tuve que moverme hacia las afueras de la ciudad. Si mal no recuerdo era compañero mío en la clase de Biologia y Literatura, pero nunca pude hablarle, siempre estuvo tan callado y alejado de todos. Seguramente el problema con Liam ya estaba mucho antes de que él los descubriera fumando marihuana. Ahora puedo lamentarme de no haber entablado amistad en un principio con Benny y no con Liam, seguramente todo esto se hubiese evitado. ¿En que carajos estaba pensando por esos tiempos?
—Tenemos que salir de aquí—me advierte Benny—si no lo hacemos, terminaran matándonos.
—¿Lo crees?—le digo con ironía. Vuelvo a escupir hacia un costado. La sangre ha comenzado a dejar de salir—El problema es cómo lo haremos.
—Primero lo primero—me dice poniéndose de pie y sentándose tras de mi.
Ahora nuestras espaldas están juntas la una con la otra y nuestras manos han quedado atadas justamente a la misma altura. Puedo comprobar que Benny es casi de mi misma estatura…que curioso. La última vez era mas bajo que yo.
—Bien, ahora que estamos en esta posición intentaré desatarte.
—Claro.
—Ahora, si ese bastardo regresa y nos encuentra haciendo esto va a molernos a golpes.
—Eso no suena muy consolador—le digo riendo, tratando de acercar mas mis manos para que las suelte. Mis hombros han comenzado a dolerme por tener mis muñecas atadas tras mi espalda.
—Espero y no lo haga, me tardaré un poco, mis dedos…están lastimados.
Benny ha comenzado con la épica tarea de deshacer el nudo. Está bastante apretado y es una sola maraña de vueltas. Parece prácticamente una tarea imposible así que se toma intervalos de descanso para poder continuar. Al estar mis dedos pegados con cinta se me es imposible despegar mis palmas para poder intentar desatarlo a él. Es demasiado incomodo.
—¿Qué le han pasado a tus dedos?—pregunto con curiosidad
Benny se detiene unos momentos y hace silencio. Simplemente no dice nada, no puedo escuchar absolutamente palabra de su boca. Un momento después continúa intentando desatar el nudo.
—Liam…me los ha lastimado—me dice con desanimo. Puedo notar que el tono de su voz ha pasado a ser un poco más apagado.
—¿Qué te ha hecho?
Benny continua intentando desatar la soga pero esta vez logra articularme mas palabras que poder escuchar.
—Liam…ha quemado mis dedos.
Bien. Eso ha sido…algo fuerte. No, ha sido demasiado atroz. Eso. Demasiado cruel para una persona. Liam se ha pasado de la raya. ¡Eso es prácticamente tortura!
—Cuando llegué acá—continua Benny—Liam se encargó de hacerme saber que esto no sería nada bueno. Y no solo está él, hay más, hay otros chicos que lo acompañan.
—¿Ha quemado todos tus dedos?—pregunto, tratando de imaginarme como se sentirán de lastimadas las manos de Benny.
—Todos—murmura—están lastimados todos. Liam…ha tomado una vela y ha quemado las yemas de mis dedos. Ha introducido agujas entre mis uñas, ha hecho cortadas en las palmas de mis manos…—Benny comienza a sollozar y se detiene por unos segundos. Puedo sentir su cuerpo temblar tras mi espalda.
—Yo…lo siento Benny.
—Luego de ello—continua contándome tratando de contener sus sollozos—uno de los chicos atravesó mis pies con clavos y ha puesto sal en las heridas. Les pedí que se detuvieran, les lloré que lo hicieran, pero Liam les ordenó casi a golpes que continuaran.
—¿Cuánto tiempo llevas acá?—inquiero. No se si pedirle a Benny que deje de relatarme lo que ha sucedido o simplemente dejar que siga pues posiblemente necesite sacarlo de su pecho.
—No lo sé. Simplemente no lo sé. Pero ya han de ser dos días seguramente.
¡Dos días! ¡Dos malditos días! ¿¡Es que acaso Liam salió de un manicomio o que carajos!?
—Ya veo.
—Un rato después…—prosiguió relatando—Liam regreso con trozo de cristal roto en su mano. Sabes, Sasha, nunca creí desear tanto la muerte como esa vez, es agonizante el hecho de sufrir y ser incapaz de detener lo que te hace sentir dolor.
—¿Qué sucedió?
—Liam me desnudó completamente; tapó mi boca con un paño. Hizo que me sujetaran entre dos chicos y amarró mis manos y mis pies. Luego de eso, simplemente comenzó. Esa sensación tan dolorosa del cristal tocando tu piel y cortándola hasta hacerla sangrar hizo plantearme seriamente forcejear y darme la vuelta para que cortara mi garganta y así morir, pero tenia miedo. Liam hizo cortes en mi espalda y en mis piernas hasta que no lo soporte más y me desmayé. Luego de eso simplemente recuerdo haber despertado nuevamente atado a esta tonta silla y en este mismo cuarto. Y luego…
—¿Luego…?
—Apareciste tú.
¡Finalmente! El nudo ha podido aflojar un poco y ahora tengo mas libertad para poder mover mis muñecas. Aun no está suelto pero un poco más y podré soltarme y así salir de una buena vez de acá con Benny.
Ya han pasado al menos 4 horas desde que estoy metido acá.
¡Mierda! Se escuchan pasos acercarse. Benny se apresura a ponerse de pie pero en el apuro se tropieza. ¡Maldición! Se escuchan voces en el exterior. Esperen, esa voz…esa voz es familiar. La perilla de la puerta vuelve a crujir. La puerta rechina y se abre lentamente. El sonido y la luz del exterior entran de súbito a la habitación.
No estoy seguro…de lo que pueda suceder de ahora en adelante.
Continuará.
Ending:
Autor: Luis F. López Silva
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