Faltan más o menos 2 días para el festival de deportes del instituto. Todo ha estado ajetreado últimamente. Se acumulan exámenes, reuniones de salón para ver qué hará nuestro grupo como actividad para el festival, Cori que por fin regresó a su casa y me he quedado solito—me abruma realmente estar solito—sin nadie con quien charlar por las mañanas, sin compañía…creo que moriré de depresión. Además, me preocupa un poco como estén las cosas en casa de Cori, supongo que sus padres no han de estar nada contentos por haber estado él ausente por tanto tiempo, pero qué más da, el bastardo de su padre no debería de rezongar ni pío, ha sido él quien en un principio causó todo este embrollo.
Cada día le pregunto a Cori que tal han estado las cosas, pero él siempre me contesta que bien, tras una sonrisa fingida que oculta realmente tristeza. ¿Qué cómo lo sé? Mi vida ha estado llena de ella, es por eso que se cuándo una sonrisa en realidad es dolor en estado puro.
—Vamos, ¿por qué esa cara triste?—exclama alguien a mis espaldas.
Volteo y me encuentro con unos ojos achinados de color marrón bastante profundo. Khana. Me sonríe mientras examina mi rostro ávidamente. Khana es una de mis compañeras de clase. Su familia es de Japón; Odaiba para ser más exacto. Es bastante activa y amable conmigo. Me encanta hablar con ella, siempre es bastante liberador y entretenido. Me dice que le recuerdo a su conciencia. No sé a qué se refiere, pero me alegra saberlo…creo.
—Muero de aburrimiento—le contesto bostezando.
—¿¡Aburrimiento!?—exclama Khana—Pero si los preparativos del festival apenas comienzan.
—Lo sé, pero…
—Piensa rápido—me dice, extendiendo su brazo y lanzándome por los aires un jugo de manzana—tal vez esto te anime un poco. Necesitas azúcar, hombre, eso si te da energía.
—Preferiría un café con leche.
Khana se tira una risotada contagiándome rápidamente y nos vemos envueltos en una oleada de carcajadas. Su sonrisa es hermosa. Me encanta ver a la gente reír, me encanta ver que son felices para siempre o por momentos…simplemente me encanta ver que viven la vida.
—¿Siempre eres así de gracioso?—me dice dándole un sorbo a su jugo y limpiándose las lágrimas de su rostro que salieron descontroladas de tanto reír.
—Vamos que esto me sale bien espontaneo—le digo entre risas mientras le doy un sorbo al mío.
Khana me mira fijamente mientras sonríe. Sus ojos de pestañas crespas y largas, de aspecto achinado y el flequillo en su frente la hacen ver…linda. Ahora que lo pienso detenidamente, Khana en si es linda en muchos aspectos. Su personalidad es bastante contagiosa, me encanta estar cerca de ella pues siempre me saca una enorme sonrisa, es bastante confiable e inteligente. Cabe mencionar que cocina delicioso, su pollo con salsa teriyaki es inigualable. Aun no comprendo por qué demonios no tiene novio.
—¡Oh! Por cierto, Sasha, casi lo olvido, necesitaba pedirte un favor.
—Ni creas que dejaré que me violes—le digo succionando el jugo.
Khana suelta otra risotada y me da un golpe amigable en la espalda—Vamos que no es eso. Necesito que me ayudes a decorar el salón. Todos los demás están ocupados y veo que tú has terminado con tus obligaciones. ¿Podrías?—me dice haciendo un puchero y poniendo cara de imploración—Le he pedido a Cori pero está muy ocupado y me ha mandado para acá contigo
—Claro, dime ¿Qué harás primero?
—Eso es lo que no sé. Se supone que me asignaron la actividad de juego grupal y además debo de arreglar yo misma el salón. Es para después de los juegos. Se supone que debe de ser algo que relaje a todos.
—Veamos…—le digo pensativo. Escucho el crujir de la perilla del salón, la puerta se abre y por ella asoma Karla cargada de cajas y papeles de colores. Khana corre rápidamente a ayudarla.
—¡Con que aquí estas!—espeta Karla—¿No se supone que deberías de estar ayudando organizar actividades?
—¿A sí?—comento acercándome a curiosear en la caja sus papeles de colores. Encuentro un pequeño cuadrado de papel verde y lo tomo para jugar con él. ¡Esperen! ¡Una pulsera de colores!
Es bastante llamativa. Miro a Karla con ojos de “cachorro que esta a punto de llorar” y ella capta rápidamente de que se trata.
—Bien, bien, puedes tomarla—me dice riendo—pero cuídala que es mi favorita.
—¡Gracias!—le digo bastante emocionado. Parezco niño de cinco años con juguete nuevo. Las cosas coloridas casi siempre llaman mi atención. ¿Qué? Tengo 17 años, aun puedo ser inmaduro de vez en cuando…no, mejor siempre.
—Ahora, volviendo al tema, ¿Qué con tus actividades del club de beisbol?
—¡Ah! Te refieres a esas actividades. Ya hemos terminado.
—Bueno, entonces no dije nada. Por cierto Khana, ¿ya pensaste en qué haremos?
—¿Las dos están en esto?—pregunto mientras le doy dobleces al papel.
—Así es—me dice Karla, mientras coge el jugo de mi mesa de trabajo y le da un sorbo.
Khana da un grito ahogado mientras salta de un lado a otro sonriendo como loca. Podría jurar que está emocionada. Ambos la miramos bastante extrañados y con cara de “¿Qué demonios sucede?”
—Kha..Khana, ¿Sucede algo?—inquiere Karla.
—¡No puedo creerlo!—exclama ella. Su cara esta roja como un tomate.
—¿El que no crees?—le digo riendo.
—¡No sabía que tú y Karla estaban saliendo!
—¿¡Saliendo!? ¿¡De donde sacas eso!?—le dice Karla con una carcajada entrecortada.
—Acabas de darle un beso a Sasha, por el amor de Dios.
—¿A si?—le digo extrañado—¿Me besó?
—Creo que me estoy perdiendo de algo—masculla Karla, dándole otro sorbo al jugo—¿A qué horas lo…besé?—le dice, dándole un trago grande al líquido dulce.
Sus mejillas están sonrosadas. Seguramente esto le incomoda por el hecho de que traten de emparejarla con su mejor amigo. A mí me causa gracia.
—¿A caso no lo saben? Bien, les explico, Sasha acaba de tomar de ese jugo ¿Correcto?
—Correcto—le contesto terminando de doblar el papel verde que tengo entre mis manos.
—Bien, Karla ha bebido del mismo popote que tú. Eso es un beso indirecto.
—¿A si?—dice Karla cabizbaja y con voz temblorosa.
—Así es—asiente Khana moviendo su cabeza de arriba a abajo.
—Entonces—le digo yo, tomando de las manos de Karla el jugo—si yo hago esto—le doy un sorbo al popote—¿estaría besando a Karla?
Khana vuelve a gritar como loca y riendo emocionada. Creo que este tipo de cosas le alteran un poco.
—¡Si! ¡Si! ¡Si!—exclama Khana con emoción.
—Entonces los besos de Karla me pertenecen ahora—le digo riendo a carcajadas.
—¡Sasha!—espeta Karla furiosa.
—Vamos, vamos que solo bromeamos—le digo. Levanto mi mirada y me topo con que su rostro está totalmente sonrojado.
Karla trata de hacerse la seria por unos momentos pero mi risa y la de Khana creo que la contagian y deja su mueca de enfadada y se une a nuestras carcajadas.
Alguien más me arrebata de las manos el jugo y escucho el sorbido haciendo eco dentro de la caja y pasando por el popote.
—Bien, ahora los besos de Sasha me pertenecen—dice una voz bastante familiar.
Todos dejamos de reír de súbito y volteamos nuestra mirada para encontrarnos con ¡Cori! ¿¡A qué horas había llegado!? Él me mira fijamente sonriendo y con aquellos ojos verde esmeralda que tienen siempre ese brillo especial que me hace sentir a gusto. Aquel mismo brillo que encuentro en Karla, cuando me mira fijamente…es simplemente, acogedor. Khana vuelve a dar otro grito de loca y Cori la mira bastante extrañado.
—¿Qué le sucede?—pregunta él un poco preocupado.
—No te preocupes—masculla Karla controlando su risa—esto parece que es normal. Ahora ¡dame ese maldito jugo!
Karla le da un sorbido fuerte hasta acabarse todo el contenido—Bien, ahora los besos de Cori y Sasha me pertenecen.
—¡Demonios!—refunfuña Khana—Y ahora yo me quede sin el beso de nadie.
Cori suelta una risotada y se acerca a Khana, la toma por el brazo, rodea su cintura y la acerca hacia a él. La aprieta contra su cuerpo y pone su rostro muy cerca del de ella tomando entre sus dedos su mentón—¿Quieres uno?—le pregunta con un tono de voz que me suena a incitación. Karla se tapa la boca tratando de contener su risa.
—Si—le contesta Khana.
Siento como mi rostro se enrojece de solo pensar en que Cori la besara así y nada más. Será extraño. Cori nota mi rostro sonrojado y me sonríe, ¿A caso se está burlando? ¿¡A caso será que a Cori le gusta Khana y él piensa que a mí me gusta Khana también y lo está haciendo una competencia!? Creo que estoy sacando conjeturas demasiado rápido… ¿o me sonrojo porque realmente me gusta Khana? ¡Ahg! ¡Malditas hormonas adolescentes!
—Pero, Cori, cariño—musita Khana— no lo quiero de ti—agrega ella con tono desalmado y picaresco.
Karla no lo soporta más y da rienda suelta a su ataque de risas. Las palabras de Khana simplemente resuenan en mis tímpanos y me provocan una oleada de carcajadas que retumban en el salón. Cori se sonroja de la vergüenza.
—¿Entonces de quien lo quieres?—le refunfuña Cori aun sonrojado. Su mirada no se despega del suelo y no lo hará seguramente hasta que Karla y yo dejemos de reír.
—Umm, haber, creo que… ¿Sasha, corazón, tienes novia?
—No—le contesto mientras seco mis lágrimas de tanto reír—¿Por qué lo preguntas?
Khana se acerca un poco. Su rostro esta ¡demasiado cerca! Susurra algo a mi oído.
—Podría jurar, que si lo intento…—murmura.
Siento como da un mordisco suave en mi oreja. Sus labios se sienten tibios, siento su aliento susurrando mi oído. Un escalofrío recorre mi espalda hasta erizar los bellos de mi nuca. Mi cara se sonroja tan rápido que puedo sentir como se pone caliente de un solo golpe. Mis mejillas deben de estar tan rojas como un tomate. Como si fuera un reflejo, dejo escapar un pequeño, pero diminuto gemido de quien sabe qué. Khana suelta una risilla por lo bajo y sonríe.
—¡Ya, ya!—le dice Cori, tomándola por el cuello de la camisa y apartándola de mí. Karla solo observa pasmada y con cara de “¿qué demonios…?”—déjalo en paz y no le molestes.
Seguramente ahora pensarán que le gusto a Khana o algo por el estilo aunque estoy más que seguro de que ella lo ha hecho solo por molestar. Aunque no sería mala idea…Khana es linda. Sonrío de solo pensarlo.
—Está bien, está bien—comenta Khana con una sonrisa socarrona—bueno, deberíamos de comenzar a trabajar en este lugar.
—Al final de cuentas, ¿Qué tienes pensado hacer?—le dice Karla acercándose a Cori para quitarle un mechón de cabello de su rostro.
Cori se ha dejado crecer un poco el cabello y ahora parece ser tan largo como el mío. Cubre parte de su frente y sus orejas, llegando hasta la mitad de sus ojos. Si mal no recuerdo hubo una vez que a Cori le creció el cabello tan largo como ahora y fuimos juntos a la peluquería que está en el centro de la ciudad. Tendríamos algunos quince años posiblemente. Fue un día bastante soleado y hacía demasiado calor como para andar en la calle así que decidimos que luego de ir a cortarle el cabello a Cori iríamos a algún centro comercial a refrescarnos.
Llegamos a la peluquería y nos sentamos a esperar a que alguien se desocupara para que atendiera a Cori. Finalmente una señora de tez oscura, robusta y con cabello rubio—del cual Karla me dijo a ciencia cierta que no era su cabello original si no producto del agua oxigenada—le dijo a Cori que pasara para atenderlo. La señora se comportó un tanto extraña cuando Cori levantó el rostro y la miró a los ojos. ¿Les he mencionado alguna vez que Cori atonta a las chicas con sus ojos verdes? Creo que es algo así como su punto fuerte, qué se yo. Pero en fin, la señora—de algunos 30 años de edad posiblemente—se embobó como una chica quinceañera que ve al chico más guapo del mundo. Recuerdo como Karla sonrió socarronamente con cierto aire de burla. De solo verla capte su idea; a Cori le daría un ataque de pánico cuando se diera cuenta que la señora de la peluquería quería….bueno, quería algo de él. ¡Dios! Eran como 15 años de diferencia—me da risa de solo recordarlo—.
—Buena suerte, Cori—le susurró Karla al oído.
Cori puso una cara de “¿Qué saben ustedes que yo no sepa?” y nosotros simplemente sonreímos tratando de contenernos. Se sentó en una enorme silla acolchada de color rojo y aguardo paciente a que la señora robusta llegara. Unos minutos después ella apareció con un par de tijeras, un peine y una manta. Preparó a Cori antes de comenzar y luego dio rienda suelta a lo que nosotros con Karla denominamos violación a quemarropa. Bueno, no del todo violación, pues no llego hasta…ustedes sabrán hasta donde debería de haber llegado, pero no lo hizo.
Mica—como la llamó una de las empleadas a la señora—comenzó a quitarle el cabello a Cori y se detenía a cada tanto para poner sus manos sobre los hombros de él y apretarlos un poco. Tocaba su cuello, su rostro, su espalda, de manera un tanto disimulada. Era realmente perturbadora la escena pero simplemente no podíamos hacer nada, el chico necesitaba realmente ese corte de cabello. Los mechones de cabello negro caían de a poco entre cada pausa que Mica hacía para “manosear” a Cori hasta que después de veinte largos minutos finalmente termino. Cori se puso de pie rápidamente y se adelantó a pagar por el servicio, paso frente a nosotros—que aun reíamos descontroladamente hasta lagrimar—nos tomó de la mano y nos halo fuertemente sacándonos a zancadas. Caminamos hasta un local donde vendían batidos y nos metimos a él. El aire acondicionado golpeó nuestros rostros como un vaso de agua lo haría en un desierto árido para reconfortar nuestra alma. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana que daba hacia la calle principal, en silencio. Cori y Karla en el mismo asiento y yo en el otro; todos aturdidos.
—Me siento…violado—musitó Cori, hundiendo su rostro entre sus manos.
Su cabello ya más corto para ese entonces le daba un aire más maduro a su complexión física. Se veía incluso más ancho de los hombros. Un corte de cabello le sienta bien a cualquiera.
—Vamos que no fue para tanto—le digo tratando de animarlo.
—¿¡Que no fue para tanto!? Por poco y me quita la ropa de encima.
—Solo hubieras dejado de ser virgen Cori—le dice Karla burlándose—no es que fuera cosa del otro mundo.
—¡A penas tengo quince años!—espeta él furioso—además quién dice que yo…
—¿¡Eres virgen!?—exclama Karla con los ojos abiertos de par en par.
Me atraganto con mi propia saliva por el comentario y Cori ríe junto con Karla de ver mi expresión de desaprobación. No es que este mal hablar de este tema pero posiblemente sea algo bastante personal que no debería de ser tratado como cualquier cosa. En fin, que se puede hacer.
—Bueno el punto es que ya no pienso regresar a esa peluquería—comenta Cori mientras extiende el menú que yace abierto sobre la mesa para pedir algo de comer.
Estuvimos un largo rato en la tienda de batidos hasta tarde. El calor era demasiado insoportable como para arriesgarse a salir mientras el sol fuera visible así que decidimos esperar hasta que atardeciera. Se hicieron alrededor de las cinco y decidimos que era hora de regresar a casa.
Realmente estaba ansioso de salir de aquel lugar, Cori y Karla todavía no sabían ni saben acerca del problema que tuve con Liam y los demás chicos. Tampoco conocían nada acerca de la historia de Benny ni de cómo su rostro fue salvado de quedar deforme por un bate de aluminio. Tal vez algún día les cuente a ambos sobre ese problema, pero por el momento tal vez no sea conveniente, no quiero agregarles más preocupaciones de las que ya tienen. Los conozco bastante bien como para decir que si se los cuento, ya ni siquiera vendríamos tranquilos a la ciudad como solemos hacerlo. No quiero perturbar su calma, no quiero hacerles sentir ninguna aflicción. Quiero ser un poco más fuerte para mí… para ellos.
Finalmente termino de doblar el papel que tengo entre mis manos y ha resultado en un origami en forma de corazón de color verde. Karla y Cori lo cogen de mis manos y lo examinan con atención. Es algo graciosa su curiosidad. Un rato después me lo devuelven.
—¡Ya se!—exclama Khana con impaciencia—¿Qué tal si hacemos el típico juego de girar la botella?
—Umm, pero, ¿no crees que seriamos demasiados para jugar?—comenta Karla pensativa.
—No te preocupes, podemos hacer grupos de juego. El salón es bastante amplio y cabrían bastantes personas.
—Parece una buena idea—interviene Cori, apoyando su brazo en el hombro de Khana—pero si lo piensas detenidamente, no creo que todos quieran saber a quién vas a…bueno, ustedes saben a…
—A besar—finaliza la oración Karla—Se me ocurre una idea. Qué tal si simplemente giramos la botella, quien sea elegido se meta al armario del salón con los ojos vendados y espera paciente al siguiente.
—¿Y qué tal si el siguiente no desea entrar al armario con la otra persona?—pregunta Khana.
—Eso se arregla—comenta Cori tomando del escritorio la caja de jugo y retirando el popote—Las cosas serían más simples y más justas si todos tuviésemos vendados los ojos.
—Eso es ilógico—le digo un poco dudoso de la idea—si todos tuviésemos vendados los ojos entonces no sabríamos a quién le tocara entrar al armario.
—¡Es aquí en donde el señor popote nos ayudará!—exclama con tono gracioso.
Se dispone a husmear en la caja que traía Karla hace unos momentos hasta que parece encontrar finalmente lo que necesitaba. Saca una botella de plástico vacía y un poco de tirro. Se dispone a añadir el popote al cuello de la botella y pegarlo con el tirro de manera tal que la punta del popote sobresale de la botella apuntando hacia afuera.
—Y con ustedes, ¡Le botellé popoté manifique!
Logra arrancarnos una risotada de la boca con su mala imitación de francés y su invento medio extraño, aunque parece que comprendo ahora su idea.
—¡Comprendo!—le digo mientras cojo la botella.
—¿A sí?—inquieren Khana y Karla al unísono ladeando su cabeza.
—Es simple—continua Cori—Nos vendaremos todos los ojos, nos podremos en círculo y haremos girar la botella, el popote ira tocando la punta de nuestras rodillas y en algún momento tendrá que detenerse. Se pondrá de pie aquel que sienta el popote tocando su rodilla y se meterá al armario. Lo mismo sucederá con la otra persona. Como todos estaremos con los ojos vendados y nadie podrá quitarse esa venda hasta que el juego termine entonces nadie sabrá quienes fueron las dos personas que se levantaron y así nadie pasara la vergüenza de que los demás sepan a quien besaron.
—¡Carajo!—digo sorprendido—¡Cori puede llegar a ser inteligente también!
—¡Oye!—refunfuña él, dándome un zape en la cabeza.
Todos nos echamos a reír durante un largo rato hasta más no poder.
—¡Excelente idea!—Dice Khana sonriente—¿Qué les parece si lo intentamos?
—Bien—dice Karla sacando unos pañuelos de la caja—pero para hacerlo más justo aún, nos vendaremos los ojos antes de sentarnos en círculo y así nadie sabrá a quien tiene a su lado.
Todos asentimos en aprobación de la idea y nos disponemos a vendarnos los ojos y sentarnos cerca del armario en un círculo bastante reducido. Debo de aceptar que es una idea ingeniosa tanto la de cori con su ¡Le botellé popoté manifique! como la de Karla y lo de vendarnos los ojos antes de comenzar a jugar. Solo que tengo una pequeña duda…
—Oigan chicos—les digo ya una vez sentados—y como sabremos que no sucederá que nos tocara a dos iguales.
—¿A qué te refieres?—escucho la voz de Cori murmurar frente a mi…¿o será al lado mío?
—Digo, pues, no sé si Karla y Khana quieran besarse si les tocase a ambas.
—Parecería una escena un poco lésbica ¿no creen?—interviene Khana con su voz que proviene de algún lugar. ¡Ahg! Malditos pañuelos, realmente funcionan. No distingo quién está dónde.
—Sería bastante…interesante verlo—interviene Cori con voz de pervertido haciéndonos reír—Pero ¿qué tal si mejor la segunda persona que le toque entrar sea quien se quite la venda de los ojos y decida si continuar o no? Así nos evitamos cualquier inconveniente.
—Me parece bien—dice Karla. Todos acordamos lo mismo y finalmente comenzamos a jugar.
Alguien gira la botella y siento y escucho como en cada vuelta el popote rosa mi rodilla. Me pregunto en dónde se…¡Demonios! Se detuvo en mí.
—Bien ya no escucho girar la botella—dice Karla—A quien le haya tocado que se meta de una vez a ese armario. Sin trampas ¿eh? Nada de quitarse la venda.
Me pongo de pie en silencio y tanteando logro abrir la puerta del armario. Tropiezo con el borde de un mueble y ahogo una maldición para que así nadie distinga mi voz. Cierro la puerta tras de mí y me siento acurrucado, en silencio, a esperar paciente dentro del armario. Todo está tan callado durante unos cuantos segundos más. Por mi cabeza se cruzan varios pensamientos absurdos. ¿Y qué tal si tengo que besar a Karla? ¿Qué tal si es a Khana? ¿Y qué tal si beso mal? Esto es tan tonto. Creo que estar solo me hace pensar en demasiadas estupideces.
Este silencio solo me recuerda a aquellos silencios más pesados que he podido tener en mi vida en los cuales mi alma a veces busca refugio para desahogarse de cualquier problema. Es realmente perturbador. Escucho la perilla girar y las bisagras de la puerta rechinar. Alguien ha entrado ¿Quién será? Puedo escuchar sus pasos acercarse poco a poco y siento como se detienen frente a mí. Puedo escuchar su respiración un tanto agitada. Me están entrando un poco de nervios, tantos que trago grueso y las manos me tiemblan un poco. Siento unas manos tocando mi rostro. ¿De quién serán?
Pasan unos cuantos segundos y me estoy impacientando. ¿A caso ha decidido no continuar? ¿A caso soy tan detestable en este aspecto? Estoy a punto de levantar mis manos para quitar la venda de mis ojos y…
Guimavue. Siento sus labios rosar los míos, están tibios, y el beso sabe a Guimauve. Se siente tan delicado, tan cálido, tan frágil. Mi corazón comienza a latir fuertemente, tanto que me duele el pecho…realmente duele. Puedo sentir el temblor en mis manos ahogándose de apoco. El beso dura no más de diez segundos. Mi corazón sigue latiendo y repentinamente me siento un poco vacío cuando nuestros labios se separan. Puedo escuchar su respiración un poco agitada. ¿A caso sentirá nervios como yo? Sus labios vuelven a juntarse con los míos. Esta vez trato de corresponder de la misma manera, tratando de ser lo más delicado posible. Este beso parece ser eterno. Mi corazón está latiendo tan fuerte que se podría escuchar su sonido fuera de este armario. Siento mi rostro caliente, como cuando un rostro se ha sonrojado, lleno de nervios, de emoción… ¿Qué es lo que siento? Estoy a punto de llorar, son tantos sentimientos a la vez que no sé en qué dirección van ni si realmente se quedaran bastante tiempo. Besa mi frente, mi cabello, mis manos, mi nariz... ¿Qué es lo que estoy sintiendo? ¿Por qué mi pecho se siente lleno, como si fuese a estallar? Mis pensamientos son interrumpidos por un abrazo bastante tierno y cálido. Sus manos comienzan a buscar tras mi cabeza el nudo del pañuelo y comienza a soltarlo con movimientos bastante torpes. Puedo sentir como sus manos tiemblan en mi nuca. Yo me siento de la misma manera. Finalmente el pañuelo cae de mi rostro pero aun mantengo mis ojos cerrados. Tengo miedo de abrirlos y estropearlo todo, de hacer que este momento tan lindo termine…quiero que sea para siempre.
Vuelve a abrazarme de la misma manera y envuelve en sus brazos que se sienten tan frágiles, tan familiares. Su abrazo es tan cálido. Comienzo a abrir mis ojos lentamente mientras se adaptan a la tenue luz del armario. Aquel olor, el mismo olor que me hace recordar vagamente a alguien entra a mis pulmones y los inunda. Mi vista comienza a aclararse y un rostro familiar se encuentra frente a mí con su mirada fija en la mía. Algo oprime mi pecho…ese latido nuevamente….
—Sasha—murmura en mi oído. Puedo sentir el cálido aliento de su voz—yo…me he enamorado del ser más hermoso del mundo.
Miércoles 7 de Julio de 2010
Amigo confidente…hoy mi corazón latió de manera distinta. Supongo que sentir es parte de la vida. Sentimos, amamos, vivimos…todo en conjunta armonía para hacernos felices o para sufrir. Hace poco recordé que hubo una vez que creí haberme enamorado de alguien. Cosa extraña fue que simplemente lo recordara y no sintiera nada al respecto, pero la verdad de las cosas es que simplemente creí que me había enamorado pero no significa exactamente que lo había hecho. Pero hoy hay algo diferente, se siente diferente, duele de manera diferente…me confunde porque no se nada. ¿A caso siempre es así? ¿Cómo sé que el amor se siente así? ¿Cómo sé que esto es o no correcto? ¿Cómo se…?¿ …Qué es lo que siento exactamente…por Cori?Necesito llorar.
Sasha
Ending:
Autor: Luis F. López Silva
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