7- Archi-enemigos favoritos
Snape y James Potter de la saga Harry Potter, escrita por J. K. Rowling
Nota: ¿A qué se mira lindo Snape, verdad?, en esa imagen me dan ganas de ir y consolarlo.
Fragmento: (OJO: Spoiler del libro 5)
"Tomó una gran bocanada de aire y metió su cara en la superficie de los pensamientos de Snape. En ese momento, el piso de la oficina se tambaleó, metiéndose de cabeza en el Pensadero...
Se caía a través de fría oscuridad, girando rápidamente mientras bajaba, y entonces —
Estaba parado en medio del Gran Comedor, pero las cuatro mesas de las Casas no estaban. En lugar había más de cien pequeñas mesas, todas viendo hacia la misma dirección, y en cada una se sentaba un estudiante, cabeza abajo, escribiendo en un rollo de pergamino. El único sonido era el raspar de las plumas y el ocasional crujido cuando alguien ajustaba su pergamino. Era claramente tiempo de examenes.
Los rayos del sol entraban por las ventanas más altas hasta la encorvadura de las cabezas, que brillaban color castaño y cobre y dorado en la brillante luz. Harry vio cuidadosamente alrededor. Snape debería estar en algún lugar por aquí... Esta era su memoria...
Y ahí estaba, en una mesa justo atrás de Harry. Harry lo vio con asombro. Snape el adolescente tenía una delgada y pálida mirada, como una planta guardada en la oscuridad. Su pelo era lacio y grasoso y estaba agitándose sobre la mesa, su nariz ganchuda apenas a una pulgada de la superficie del pergamino mientras escribía. Harry caminó por atrás de Snape y leyó el encabezado del examen:
DEFENSA CONTRA LAS ARTES OSCURAS —
TITULO INDISPENSABLE DE MAGIA ORDINARIA
Entonces Snape debía tener quince o dieciséis, alrededor de la edad de Harry. Su mano estaba volando a través del pergamino; había escrito por lo menos un pie más que sus vecinos más cercanos, y todavía su letra era minúscula y apretada.
“¡Cinco minutos más!”
La voz hizo saltar a Harry; volteándose, vio la parte más alta de la cabeza del Profesor Flitwick moviéndose entre los escritorios a poca distancia de ahí. El Profesor Flitwick pasó a un muchacho con un descuidado pelo negro... muy desordenado pelo negro...
Harry se movió tan rápido que, si hubiera sido sólido, hubiera volteado varios escritorios. En lugar pareció deslizarse, como en sueños, a través de dos mesas y hasta una tercera. La parte posterior de la cabeza del muchacho de pelo negro se acercaba más y más... Se estaba enderezando, dejando su pluma, acercándose su pergamino como para releer lo que había escrito...
Harry se detuvo enfrente del escritorio y vio asombrado a su padre de quince años de edad.
La emoción explotó en la base de su estómago: era como estarse viendo a él mismo, pero con algunos errores. Los ojos de James eran color avellana, su nariz era un poco más grande que la de Harry, y no había cicatriz en su frente, pero tenían la misma delgada cara, la misma boca, las mismas cejas. El pelo de James se paraba atrás justo como el de Harry, sus manos podrían haber sido las de Harry, y Harry notó cuando James se paró, que estaban a una pulgada de la altura del otro.
James bostezó ampliamente y se desgreñó el pelo, haciéndolo más desordenado que antes. Entonces, con un vistazo hacia el Profesor Flitwick, se dio la vuelta en su asiento y le sonrió a un muchacho que estaba sentado cuatro asientos atrás de él.
Con otro shock de emoción, Harry vio a Sirius darle una señal a James con los pulgares hacia arriba. Sirius estaba haraganeando en su silla calmado, recargándola en dos patas. Era muy bien parecido; su pelo negro caía en sus ojos con cierta elegancia que ni James ni Harry hubieran podido nunca obtener, y una chica sentada atrás de él lo veía de reojo esperanzadamente, a pesar de que parecía que él no se había dado cuenta. Y a dos asientos de esta niña — el estómago de Harry se volvió a retorcer agradablemente — estaba Remus Lupin. Se veía muy pálido y delgado (¿se estaría acercando la luna llena?) y estaba metido en el examen: Mientras releía sus respuestas se rascaba la barbilla con la punta de su pluma, frunciéndose ligeramente.
Eso significaba que Cola Gusano debía de estar en algún lugar por ahí también... y justamente, Harry lo localizo en uno segundos: un pequeño chico con pelo de ratón con una nariz puntiaguda. Cola Gusano se veía ansioso; se estaba mordiendo las uñas, viendo su papel, golpeando el suelo con sus tobillos. Cada rato volteaba esperanzadamente al examen de su vecino. Harry se le quedó viendo a Cola Gusano por un momento, luego de regreso a James, que estaba garabateando en un pedazo de pergamino. Había dibujado una Snitch y ahora estaba trazando las letras L.E. ¿Qué significaban?
“¡Plumas abajo, por favor!” chilló el Profesor Flitwick. “¡Eso significa que tu también, Stebbins! ¡Por favor permanezcan sentados mientras yo recojo sus pergaminos! ¡Accio!”
Más de cien rollos de pergamino salieron volando a los brazos abiertos del Profesor Flitwick, tirándolo al suelo. Muchas personas se rieron. Un par de estudiantes del frente se pararon, agarraron al Profesor Flitwick debajo de los codos, y lo levantaron otra vez.
“Gracias... gracias,” suspiró el Profesor Flitwick. “¡Muy bien, todos, ya se pueden ir!”
Harry miró a su padre, que apresuradamente cubrió las iniciales L.E. que había estado adornando, se puso de pie, metió su pluma y la pregunta del examen en su mochila, que se colgó en la espalda, y se quedó esperando a que Sirius se juntara.
Harry volteó alrededor y vio de reojo a Snape a una corta distancia, moviéndose entre las mesas hacia las puertas del atrio de la entrada, aún metido en su examen. De hombros redondos aunque angular, caminó de una manera que recordaba a una araña, su aceitoso pelo columpiándose en su cara.
Un grupo de niñas platicadoras, separó a Snape de James y de Sirius, y plantándose en medio de este grupo, Harry pudo seguir viendo a Snape mientras sus oídos trataban de cachar las voces de James y de sus amigos.
“¿Te gustó la pregunta diez, Lunático?” preguntó Sirius mientras salían al atrio de la entrada
“Me encantó,” dijo Lupin enérgicamente. “ ’Mencione cinco signos que identifican a un hombre lobo.’ Excelente pregunta.”
“¿Crees que tú tengas todos los signos?” dijo James en un tono de preocupación.
“Pienso que sí,” dijo Lupin seriamente, mientras se unían a la multitud que se encontraba en las puertas ansiosa de salir a los soleados terrenos. “Uno: Se está sentando en mi silla. Dos: Está usando mi ropa. Tres: Su nombre es Remus Lupin...”
Cola Gusano fue el único que no se rió.
“Tengo la forma del hocico, las pupilas de mis ojos, y la cola copetuda,” dijo ansiosamente, “pero no pude pensar en nada más —”
“¿Qué tan estúpido eres, Cola Gusano?” dijo James impacientemente. “Andas con un hombre lobo una vez al mes —”
“Baja la voz,” imploró Lupin.
Harry vio nerviosamente atrás de él. Snape se mantenía cerca, aún pensando en las preguntas de su examen; pero esta era la memoria de Snape, y Harry estaba seguro que si Snape quería irse en otra dirección fuera de los terrenos, él, Harry, no podría seguir a James más lejos. Para su gran alivio, sin embargo, cuando James y sus tres amigos se dirigieron hacia la orilla del lago, Snape los siguió, aún metido en el papel y aparentemente sin la menor idea de adonde iba. Trotando un poco delante de él, Harry pudo mantener un contacto cercano con James y los otros.
“Bueno, yo creo que ese examen estuvo regalado,” oyó decir a Sirius. “Me sorprendería si no saco por lo menos ‘Sobresaliente’.”
“Yo también,” dijo James. Metió su mano a su bolsillo y sacó una latosa Snitch.
“¿De dónde la sacaste?”
“Me la robe,” dijo James casualmente. Empezó a jugar con la Snitch, dejándola volar como a un pie de distancia y agarrándola otra vez; sus reflejos eran excelentes. Cola Gusano lo miraba asombrado.
Se detuvieron en la sombra del mismo árbol en la orilla del lago en donde Harry, Ron y Hermione habían pasado un Domingo acabando su tarea, y echándose en el pasto.
Harry volvió a mirar sobre su hombro y vio, para su deleite, que Snape se había sentado en el pasto bajo la densa sombra de varios arbustos. Estaba muy metido en el papel del T.I.M.O., lo que le daba la libertad a Harry de sentarse en el pasto entre el árbol y los arbustos y ver a la cuarteta bajo el árbol.
La luz del sol se reflejaba en la suave superficie del lago, en la banca en la que el grupo de risueñas niñas que acababa de dejar el Gran Comedor se sentaba sin zapatos y sin calcetines, enfriándose los pies en el agua.
Lupin había sacado un libro y estaba leyendo. Sirius fijó la vista en los estudiantes que estaban en el pasto, viéndose muy altanero y aburrido, pero aún muy bien parecido. James seguía jugando con la Snitch, dejándola alejarse más y más, casi escapándose pero siempre agarrándola en el último momento. Cada vez que James hacía una atrapada particularmente difícil, Cola Gusano suspiraba y aplaudía. Después de cinco minutos de esto, Harry se preguntó como James no le decía a Cola Gusano que se calmara, pero a James parecía agradarle esto. Harry notó que su padre tenía el hábito de desarreglarse el pelo para asegurarse de que no se alisara mucho, y también se mantenía viendo a las niñas que estaban por la orilla del agua.
“Guarda eso, ¿quieres?” dijo finalmente Sirius, mientras James hacía una muy buena atrapada y Cola Gusano vitoreó emocionado. “Antes que Cola Gusano se moje de la emoción.”
Cola Gusano se sonrojó un poco pero James sonrió.
“Si te molesta,” dijo, metiendo a la Snitch otra vez a su bolsillo. Harry tenía la fuerte impresión de que Sirius era el único por el cual James iba dejar de presumir.
“Estoy aburrido,” dijo Sirius. “Como quisiera que fuera Luna Llena.”
“Podrías,” dijo oscuramente Lupin detrás de su libro. “Todavía tenemos Transfiguración, si estás aburrido puedes ponerme a prueba... Aquí.” Sostuvo su libro.
Sirius resopló. “Yo no necesito ver esas tonterías, yo lo sé todo.”
“Esto te despertará, Canuto” dijo James calladamente. “Mira quien es...”
Sirius se dio la vuelta. Se quedó muy quieto, como un perro que acaba de oler a un conejo.
“Excelente,” dijo suavemente. “Snivellus.”
Harry se dio la vuelta para ver que estaba viendo Sirius.
Snape estaba de pie otra vez, y estaba guardando el papel del T.I.M.O. en su mochila. Mientras salía de debajo de las sombras de los arbustos y se iba caminando por el pasto, Sirius y James se pusieron de pie. Lupin y Cola Gusano se quedaron sentados: Lupin aún estaba viendo su libro, a pesar de que sus ojos no se movían y una muy delgada línea había aparecido entre sus cejas. Cola Gusano estaba viendo de Sirius y James a Snape con una mirada de ávida anticipación en su cara.
“¿Todo bien, Snivellus?” dijo James en voz alta.
Snape reaccionó tan rápido que fue como si hubiera estado esperando un ataque: Tirando su mochila, metió sus manos adentro de su ropa, y su varita estaba a la mitad del aire cuando James gritó, “¡Expelliarmus!”
La varita de Snape salió volando a doce pies y cayó con un pequeño ruido en el pasto detrás de él. Sirius soltó una carcajada.
“¡Impedimenta!” dijo, apuntando su varita a Snape, que estaba tirado en el piso, a mitad del camino de ir hasta su varita.
Todos los estudiantes de alrededor se habían volteado a ver. Algunos se habían puesto de pie y se acercaban para ver más cerca. Algunos se veían aprensivos, otros entretenidos.
Snape yacía jadeando en el piso. James y Sirius avanzaron hacia él, varitas en el aire, James viendo de reojo sobre su hombro a las niñas que estaban en la orilla del lago. Cola Gusano estaba ya de pie, viendo con emoción, rodeando a Lupin para tener una mejor vista.
“¿Cómo te fue en el examen, Snivelly?” dijo James.
“Yo lo estaba viendo, su nariz estaba tocando el pergamino,” dijo Sirius malignamente. “Van a haber grandes manchas de grasa sobre él, no van a poder leer ni una palabra.”
Varias personas que estaban viendo se rieron; Snape era claramente impopular. Cola Gusano se rió tontamente. Snape estaba tratando de ponerse de pie, pero el hechizo aún estaba funcionando en él; Snape estaba forcejeando, como si estuviera amarrado por cuerdas invisibles.
“Espérate —” suspiró, viendo fijamente a James con una expresión de odio puro. “Espérate... ”
“¿Esperarme a qué?” dijo fríamente Sirius. “¿Qué vas a hacer ahora, Snivelly, frotar tu nariz en nosotros?”
Snape soltó una mezcla de groserías y maldiciones, pero como su varita estaba a diez metros de distancia nada pasó.
“Lávate la boca,” dijo James fríamente. “¡Scourgify!”
Burbujas rosas de jabón salieron enseguida de la boca de Snape; la espuma estaba cubriendo sus labios, haciendo que se callara, cubriéndolo —
“¡Déjalo SOLO!”
James y Sirius voltearon a ver. La mano libre de James fue directamente a su pelo otra vez.
Era una de las niñas de la orilla del lago. Tenía un espeso y rojo oscuro pelo que caía hasta sus hombros y, con forma de almendras, unos impresionantemente verdes ojos — los ojos de Harry.
La mamá de Harry...
“¿Todo bien, Evans?” dijo James, y el tono de su voz era de repente agradable, más profundo, más maduro.
“Déjalo solo,” repitió Lily. Viendo a James con completo desagrado. “¿Qué te ha hecho?”
“Bueno,” dijo James, aparentemente pensando el punto, “es más el hecho de que existe, si sabes a lo que me refiero...”
Varios de los espectadores de alrededor se rieron, Sirius y Cola Gusano incluidos, pero Lupin, aparentemente aún metido en su libro, no se rió, y tampoco lo hizo Lily.
“Crees que eres gracioso,” dijo fríamente. “Pero sólo eres un arrogante, fanfarrón, Potter. Déjalo solo.”
“Lo dejo si tú sales conmigo, Evans,” dijo rápidamente James. “Ándale... Sal conmigo, y nunca volveré a poner mi varita en el viejo Snivelly.”
Detrás de él, el hechizo de Obstrucción se estaba acabando. Snape se empezaba a mover hacia su varita, escupiendo jabón mientras se arrastraba.
“No saldría contigo ni aunque tuviera que elegir entre tú y el calamar gigante,” dijo Lily.
“Mala suerte, Cornamenta,” dijo Sirius enérgicamente, volteando hacia Snape. “¡AY!”
Pero era demasiado tarde; Snape había dirigido su varita hacia James; hubo un rayo de luz y una cortada apareció en un lado de la cara de James, salpicando su ropa de sangre. James giró; otro rayo de luz salió, entonces Snape se encontró flotando de cabeza en el aire, su ropa cayendo sobre su cabeza para revelar sus flacas y pálidas piernas y un par de grises calzoncillos.
Muchas de las personas de la multitud vitorearon. Sirius, James y Cola Gusano se carcajearon.
Lily, cuya furiosa expresión se había cambiado por un instante como si fuera a sonreír, dijo, “¡Bájalo de ahí!”
“Ciertamente,” dijo James y agitó bruscamente su varita hacia arriba. Snape se cayó en un arrugado montón en el suelo. Desenredándose de su túnica, se puso rápidamente de pie, varita preparada, pero Sirius dijo, “¡Locomotor mortis!” y Snape se desplomó otra vez, tieso como una tabla.
“¡DÉJALO SOLO!” gritó Lily. Ella tenía ahora su varita afuera. James y Sirius la vieron cautelosamente.
“Ah, Evans, no me hagas hechizarte,” dijo James seriamente.
“¡Entonces quítale el hechizo!”
James lo pensó profundamente, entonces se volteó hacia Snape y pronunció el contra hechizo.
“Ahí lo tienes,” dijo, mientras Snape se ponía de pie otra vez, “tienes suerte de que Evans haya estado aquí, Snivellus —”
“¡Yo no necesito la ayuda de pequeñas y mugrosas Sangre Sucias como ella!”
Lily parpadeó. “Bien” dijo calmadamente. “No me molestaré en el futuro. Y yo lavaría esos pantalones si fuera tú, Snivellus.”
¡Pídele una disculpa a Evans!” le gritó James a Snape, su varita apuntándole amenazadoramente.
“No quiero que tú lo hagas pedirme una disculpa,” gritó Lily, rodeando a James. “Tú eres tan malo como él...”
“¿Qué?” aulló James. “¡Yo NUNCA te llamaría una — tú sabes que!”
“Desarreglándote el pelo porque piensas que se ve genial verse como si te acabaras de bajar de la escoba, presumiendo con esa estúpida Snitch, caminando por los corredores y hechizando a cualquiera que te cae mal sólo porque puedes — me sorprende que tu escoba puede elevarse del suelo con esa cabezota encima. Me ENFERMAS.”
Lily se dio la vuelta y salió corriendo.
“¡Evans!” James gritó atrás de ella, “¡Hey, EVANS!”
Pero ella ya no volteó hacia atrás.
“¿Qué es lo que se trae?” dijo James, tratando y fallando en parecer como si esta le fuera una pregunta sin importancia.
“Leyendo entre líneas, yo diría que ella cree que eres un poco presumido, compañero” dijo Sirius.
“Bien,” dijo James, que ahora se veía furioso, “bien —”
Hubo otro rayo de luz, y Snape estaba otra vez flotando de cabeza.
“¿Quién quiere verme quitarle los pantalones a Snivelly?”
Pero si en verdad James le quitó o no los pantalones a Snape, Harry nunca supo. Una mano lo había tomado del brazo, agarrándolo como un apretón de tenazas.
Sobresaltándose, Harry volteó a ver quien lo había agarrado, y vio, con un sentimiento de terror, un totalmente crecido y de tamaño adulto Snape parado justo detrás de él, blanco de furia.
“¿Divirtiéndote?”
¿Porqué los escogí?
Bueno, de todos los libros que he leído y de todos los personajes, estos dos se llevan el premio, hasta mi padre que no es muy fanático de la saga que digamos (bueno, no recuerdo que haya visto una película de HP completa) lo admitió; lo recuerdo muy bien:
- ¿Por qué Snape odia tanto a James? - preguntó mi hermana menor.
- ¿No es obvio? Por qué le robó a la novia - fué la asombrosa declaración de mi papá.
(Es increíble como los padres están en todo, aunque no parezca - sobretodo, si tiene que ver con sus hijos).
Por supuesto, esta no es la única razón para esa rivalidad, pero, es una de las más fuertes. Fans de HP, ¡juzguénlo por sí mismos!
¡Un saludo y hasta la próxima!
2 comentarios:
Excelente cita. Snape no era un santo, pero ciertamente James tampoco. Era bastante odioso ¬¬
Me gusta tu galería de personajes :)
Muchas gracias por tu coment, Laqua, bienvenida... ^_^
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